Aggro Dr1ft

Harmony Korine (2023)

Aggro Dr1ft es una película muy consecuente teniendo en cuenta los dos últimos títulos de Harmony Korine. Aquí se da un paso más (un gran paso) en torno a la construcción de imágenes vibrantes, de colores chillones cargados de una épica terrorista que confronta una especie de nada artificial llena de profundidades muy reales (y fantásticas, casi feéricas).

La producción a cargo de la compañía de animación experimental de Miami, EDGLRD, da mucho más al film de Korine que simple presupuesto y técnicas, pues estamos ante un tour de force que tiene mucho de videojuego en lo relativo a escenarios, estética, personajes y motivos. Bo es un asesino que deberá encargarse de un monstruo. Se pasa el metraje matando gente, como si del avatar del GTA se tratase. Tiene sus deambulares, sus reflexiones, su familia, sus contratos, sus armas… Esta es la «trama», así de simple y sin embargo en Aggro Dr1ft hay mucho más, tanto como posibilidades tienen las gamas cromáticas de una luz infrarroja. Es en la masa orgánica de colores digitales donde el film se desarrolla de maneras tan extravagantes como misteriosas, aludiendo siempre a motivos recientes del cine de Korine como el poder dentro del mundo del crimen, las strippers o la opulencia de las armas, los coches deportivos etc. Pero ¡cómo se ven! Cómo se ve toda esta barbarie de texturas insólitas que opacan cada facción para hacer a las personas irreconocibles y aun así mostrarlas en toda su humanidad. En Aggro Dr1ft pareciese que hay una fuerza irresistible que mueve todos los engranajes (cada pixel) para ofrecer estratos de imagen tan increíbles como fascinantes en su rotundidad volátil… Es como lo que sucede con los diálogos; algo repetitivo, profundo e insulso, cómico, triste y a la vez épico y ridículo… Es una romantización que ya se daba en Spring Breakers y The Beach Bum, pero llevada a un terreno de metáfora viva que, como el demonio gigante que representa a Bo henchido de poder, aparece con los relámpagos entre las nubes, ora rosas, ora multicolores…

Filmada íntegramente con cámaras termográficas y filtrada a través de extensos efectos visuales (que incluyen inteligencia artificial entre otras cosas), Aggro Dr1ft se coloca como una película realmente única. Algo que quizá marque el futuro de cierto cine o haga plantearse a Korine dos opciones: seguir a más (si esto es posible) o cambiar. La realidad del film es que no puede abarcarse en palabras, en esencia, por la forma tan rara y novedosa de ser. Sucede con un puñado de nuevas películas como la última de Rainer Kohlberger, por ejemplo. Pero aquí también están las preocupaciones y las búsquedas de Korine en su etapa playera/mafiosa. Algo que entronca con las ilusiones, el camino de los héroes, los monstruos, las nalgas de silicona, las armas y los cuchillos… Hay una escena en la que dos chavales se pelean con cuchillos en pleno barrio que es en realidad el quid de la película. Ya sean grandes o pequeñas, las peleas de bandas o mafias siempre enfrentan a un hombre contra otro hombre mientras otros miran. Es un espectáculo eufórico que acaba con sangre, al igual que Aggro Dr1ft. Solo que aquí la sangre puede pasar en un instante de azul a negro o a blanco y dibujar arcoíris en un charco.

Aggro Dr1ft es superficial y profunda a la vez, una mezcla entre el ahora y el nunca que ofrece momentos de belleza interesantísimos, así como abstractas escenas que dejan perplejo. La cámara se mueve sin cesar, retratando los paisajes y los cuerpos dentro de un mismo mar de ondulaciones y palpitaciones cromáticas. Los personajes piensan en voz alta y describen sus propias acciones, sobre sus cuerpos se dibujan objetos (engranajes, cables, calaveras…) y en sus pieles se destila el calor… Bo es el protagonista y gracias a él, el «videojuego» avanza. Cuando no aparece, los personajes que no son el protagonista (el avatar, el jugador) se quedan colgados o empiezan a actuar como un bug extraño… estereotipados y definidos por sus movimientos y palabras absurdos. Mi escena favorita muestra a Bo dando palmadas nerviosamente sobre su balcón mientras el cielo violeta se abre ante él. En determinado momento para y eleva las manos. Aparece entonces el demonio gigante y vuelve a desaparecer como un rayo entre la tormenta. La música golpea la imagen y esta vibra. La potencia de ese gesto es como convocar a un ser de leyenda y que responda y también como sentir que eres el dueño del mundo y también su destructor. Podríamos quedarnos así y decir que Aggro Dr1ft es una película sobre destruir el mundo que gobiernas, o destruir la imagen que generas (nada más en la línea de Harmony Korine; una bala silenciosa en un mundo lleno de ruido).

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